Un fuerte sismo, con una magnitud preliminar de 7.6, sacudió la costa occidental de Japón el pasado lunes por la tarde, generando la evacuación de residentes en zonas costeras hacia terrenos más elevados. Las olas impactaron la costa, arrastrando consigo vehículos y viviendas al mar.

Durante una reunión de emergencia celebrada el martes, el primer ministro Fumio Kishida describió la búsqueda y rescate de los afectados como una carrera contra el tiempo. Kishida destacó las dificultades que enfrentan los equipos de rescate para llegar al extremo norte de la península de Noto, donde se han identificado incendios y daños generalizados en edificaciones e infraestructuras mediante helicópteros de reconocimiento.

El portavoz del gobierno informó que alrededor de 120 personas aguardan ser rescatadas, mientras numerosos servicios ferroviarios y vuelos a la zona han sido suspendidos. El aeropuerto de Noto cerró sus operaciones debido a daños en pista, terminal y accesos, dejando a 500 personas varadas en vehículos dentro de su estacionamiento, según reportó la cadena NHK.

En relación a las centrales nucleares, el vocero gubernamental Yoshimasa Hayashi aseguró en una rueda de prensa que no se han registrado daños directos en la central nuclear de Hokuriku Electric Power en la ciudad de Shiga, que permanece cerrada. Además, no se han reportado anomalías en otras instalaciones nucleares del país.

Hayashi actualizó la información sobre cortes de servicios, indicando que aproximadamente 33 mil hogares permanecen sin electricidad en las prefecturas de Ishikawa y Niigata. También se han experimentado cortes de gas y agua en decenas de miles de hogares, junto con problemas de conectividad en servicios de telefonía fija y móvil.

La Agencia Meteorológica de Japón ha registrado más de 140 réplicas desde el terremoto inicial del lunes, advirtiendo sobre la posibilidad de nuevas sacudidas fuertes en los próximos días.

Nobuko Sugimori, residente de 74 años en la ciudad de Nanao, compartió su experiencia, destacando que nunca antes había vivido un terremoto de tal magnitud. Por otro lado, Fujiko Ueno, de 73 años, relató cómo casi 20 personas estaban en su casa celebrando el Año Nuevo cuando ocurrió el sismo, milagrosamente saliendo ilesos.

El papa Francisco expresó su “profunda tristeza” por las víctimas y daños causados, enviando un mensaje de solidaridad y cercanía espiritual a través de su secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin. El pontífice rogó por los fallecidos, aquellos que lamentan su pérdida y por el rescate de personas aún desaparecidas, instando a la sociedad y autoridades a asistir a las víctimas.

Actualmente, el terremoto de magnitud 7.6 ha dejado al menos 50 muertos, y las labores de rescate continúan en la ciudad de Wajima, una de las más afectadas, donde se reporta el derrumbe de al menos 25 edificios, incluyendo viviendas particulares, con posibles personas atrapadas bajo los escombros.