Papa Francisco pide perdón a pueblos indígenas canadienses

El papa Francisco pidió este viernes perdón a los indígenas canadienses por los abusos que sufrieron en los internados gestionados por la iglesia católica durante los procesos de asimilación forzada que sufrieron en los siglos XIX y XX y anunció que espera poder visitar su tierra a finales de julio.

Francisco se reunió esta semana con indígenas canadienses de los Inuit, Métis y Primeras Naciones, que le contaron las torturas y abusos que sufrieron en los internados, la mayoría católicos, donde fueron llevados tras ser arrancados de sus familias por las autoridades.

Además, Francisco anunció que desea visitar “las tierras” de estos pueblos originarios como le habían pedido y que lo hará a finales de julio cuando se celebra santa Ana (26 de julio) que es muy venerada en el país por los católicos, antes de bromear diciendo que no lo iría “en invierno”, debido al frio.

En su discurso ante los indígenas, ataviados con sus trajes tradicionales, el pontífice expresó su “vergüenza y dolor” por “el papel que varios católicos con responsabilidades educativas tuvieron en esto, los maltratos, los abusos y la falta de respeto” por su “cultura, identidad y valores espirituales”.

“Estoy muy dolido y me uno a los obispos en pediros perdón porque es evidente que no se puede transmitir la fe con algo que está totalmente alejado de la misma fe. Es terrible cuando en nombre de la fe se comete un acto contra el evangelio”, reiteró el pontífice.

Francisco habló de la veneración que se tiene por santa Ana entre los católicos de Canadá y les dijo: “Me gustaría estar con vosotros en estos días”, que sería en torno al 26 de julio, y se despidió asegurando que se verán en Canadá donde, añadió: “podré expresaros mejor mi cercanía”.

El papa Benedicto XVI ya se había reunido con estos pueblos indígenas y había expresado “su dolor” por las horribles experiencias que vivieron en estos colegios, pero no pidió perdón públicamente como han exigido desde siempre los pueblos nativos.

El año pasado se produjo impactante hallazgo de los restos de 215 niños, alumnos del Kamloops Indian Residential School, en la provincia de Columbia Británica, lo que hizo revivir la tragedia de los pueblos originarios canadienses y su petición de justicia.

Los gobiernos canadienses encomendaron desde finales del siglo XIX hasta 1997 a instituciones católicas, anglicanas y protestantes la educación de los niños indígenas que eran apartados de sus asentamientos, incluso sin el consentimiento de sus padres, y en esos internados se les prohibía usar su nombre, su idioma y sus tradiciones.

En estos centros, donde muchos de ellos estaban malnutridos y murieron de enfermedades, no se les daba la misma educación que al resto de niños canadienses, sino que se les encargaban tareas domésticas u otros oficios.

Se calcula que entre 1890 y 1997 alrededor de 150 mil niños indígenas fueron internados a la fuerza en centenares de residencias escolares y que unos 4 mil menores murieron por las condiciones insalubres en las que vivían.

El pontífice condenó hoy estos métodos “de colonización” que intentaron uniformar a los indígenas pero “erradicándoles de su identidad, de su cultura, separando familias y con niños que fueron víctimas de la homologación” en “nombre del progreso y por la colonización ideológica”.