Por Alejandro A. Ruz Ávila
Los resultados de la jornada electoral de Morena, en la que supuestamente eligieron a los delegados a su Congreso Nacional, que se realizará los días 17 y 18 de septiembre y donde se renovará su Consejo Nacional y desde luego, se darán cambios en la estructura del Comité Ejecutivo Nacional, dio como resultado que parte de la militancia y el Frente Nacional Obradorista convocara a una marcha.
Los Obradoristas están pidiendo la renuncia de sus dirigentes nacionales, Mario Delgado Carrillo y Minerva Citlali Hernández Mora, presidente y secretaria nacional de Morena, respectivamente; la cita es para este próximo domingo 14 de agosto y partirá del Ángel de la Independencia hasta el Zócalo capitalino.
Y es que, si bien es cierto que el ejercicio seudodemocrático de Morena fue “un cochinero” y que cayeron en lo mismo que le criticaron a otros partidos, también lo es que hay sus infiltrados, a quienes les llaman “chapulines”, que fueron alentados con base en arreglos en lo oscurito.
De esos arreglos cupulares culpan a Mario Delgado y Citlali Hernández no tardaron, para curarse en salud, en declarar a los medios.
Mario Delgado en su calidad de presidente de Morena adelantó en su momento que se investigarán todas las irregularidades y que se podrían invalidar las votaciones si se presentaran las pruebas suficientes; claro, se encargarían antes de desaparecer tales evidencias.
Por su parte, Citlalli Hernández reconoció denuncias de acarreo y compra de voto durante el proceso interno y aseguró que fueron pseudo liderazgos quienes acudieron a esas malas prácticas “democráticas” y que éstas quedarán fuera de Morena.
“Se están documentando en donde existen y ya tomaremos decisiones en la Comisión de elecciones de la Comisión nacional de honestidad y justicia porque quien llega con malas prácticas no los queremos en nuestro partido, no queremos que sean consejeras y consejeros”, dijo.
El origen de esta “carnicería” es el relevo en 2024 de Andrés Manuel López Obrador, y entre los que aspiran están la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, el canciller Marcelo Ebrard, el senador Ricardo Monreal y el titular de la Secretaría de Gobernación, Adán Augusto López.
Por su parte, el tabasqueño López Obrador reconoció que hubo prácticas de acarreo e inducción de votos en las elecciones internas de Morena y de inmediato invitó “al bloque conservador” a que convoquen a elecciones abiertas para decidir y que “no sean nada más los de arriba, lo que hacen los acuerdos y deciden en restaurantes de lujo”.
Además, presumió que en las internas de Morena la participación ciudadana fue masiva al contabilizar a más de 2 millones 500 personas.
Dicen que cuando algo sale mal y uno sonríe es porque ya tiene pensado a quién echarle la culpa, y con AMLO no podía faltar, pues culpó a los grupúsculos y asociaciones civiles del empresario Claudio X. González de “meter las manos” en el proceso.
Este 1 de agosto AMLO dijo que hay cosas por mejorar y fue enfático al señalar que solo el pueblo puede salvar al pueblo, y cuanta razón tiene pues ningún político que realiza acciones como las de la pasada jornada interna velará por el pueblo.
Y mientras son peras o son manzanas, la jornada electoral interna cumplió el objetivo buscado por grupúsculos, infiltrados en el Movimiento o no, que era desprestigiar a Morena en el ámbito nacional, en tanto que en la entidad ahora da mayores posibilidades al blanquiazul.