Por Sergio Grosjean

Buenos días, me encantaría compartirles una historia de las esquinas de Mérida que narramos en nuestro nuevo libro “calles, esquinas y arcos de Mérida” , en la que presentamos la figura original que corresponde a la imagen ( ya que la que se encuentra en la parte superior del predio donde estuvo en la calle 65 con 41 es copia), siendo que me planto a un lado para que se percaten del tamaño real, misma que por fortuna está expuesta en el museo de la ciudad, y me refiero al “Monifato”

Con respecto a esta esquina autores que vivieron en el siglo XIX citan historias similares; palabras más palabras menos.

Eligio Ancona en su obra” Historia de Yucatán”, habla de una piedra de sillería que representaba al rey Fernando VII erigida en 1815 en una de las glorietas de la alameda y que era protegida por una verja de hierro, y según narra la tradición popular, al momento de la independencia esta fue derribada y rescatada por un tendero que la instala en la cúspide de su casa y desde aquellos tiempos se le llama así a la esquina: “El monifato”.

Por su parte el escritor Gerónimo Castillo menciona que entre los años de 1815 y 1816 se colocó en la glorieta del lado Oeste de la Alameda, por orden del teniente y auditor de guerra Juan López de Gavilán, una estatua del rey Fernando VII, la cual fue asaltada la noche del 11 de mayo de 1820 amaneciendo al siguiente día con un sombrero vaquero en la cabeza, una cuerda al cuello y un plátano en la mano en lugar de cetro.

Importante señalar que Federico de Waldeck en su viaje a Mérida en la primera mitad del siglo XIX confunde el Monifato con el llamado Moro Muza, historia que pronto narraremos.