En Yucatán hay aproximadamente ocho mil cenotes, que además de ser la única fuente de agua dulce en el estado son mucho más que un recurso, pues tienen un enorme valor cultural y hasta religioso para la comunidad.
Po ello, existe una organización que se dedica a proteger, a través de la educación ambiental, el mayor tesoro de estas tierras: los cenotes.
Bacab, la organización, sin fines de lucro, cuenta con 150 voluntarios, mejor conocidos como Ha’Kanules que significa guardianes del agua, quienes trabajan en 17 pequeñas comunidades para mantener limpios los cenotes.
En una entrevista para CNN en Español, Yamili Salazar, directora general de Bacab, enfatizó que muchos de los cenotes se encuentran en “latente vulnerabilidad a la contaminación” por las acciones de los seres humanos, es por ello que estos ojos de agua sufren las consecuencias de las malas prácticas de muchos habitantes y también del impacto del turismo.
Aunque se desconoce los datos oficiales sobre cuántos cenotes están contaminados, Bacab trabaja en la Reserva Estatal Geohidrológica Anillo de Cenotes, la principal recarga de agua en Yucatán.
La organización tiene como objetivo promover la educación ambiental, capacitar a niños, jóvenes y más integrantes de las comunidades para que realicen sus propios monitoreos de calidad del agua usando laboratorios portátiles.